Durante siglos, lo que hoy es el parque natural de Cabárceno, fue una mina de hierro a cielo abierto… y de esa prolongada actividad minera es de lo que es, hoy en día, heredero el paisaje que ahora se contempla… y que sirve de peculiar parque zoológico. Si, peculiar, puesto que no encontrará el viajero aquí barrotes y jaulas sino, muy al contrario, 750 hectáreas de terreno abierto, surcadas de veinte kilómetros de carreteritas y caminos, y en las que viven más de 500 animales de 54 especies distintas… de especies animales llegadas desde los cinco continentes. Unas veces habrá que ver los animales desde el coche –sin bajar las ventanillas…eh!-; otras, será posible caminar entre los animales, siguiendo los senderos trazados aquí a allá.
35 hectáreas de naturaleza y fauna
En superficies que oscilan entre las cuatro y treinta y cinco hectáreas, en el parque de la naturaleza de Cabárceno viven, en régimen de semilibertad, elefantes, hipopótamos, tigres, leones, jirafas, cebras, camellos, dromedarios, llamas, canguros, bisontes, antílopes, avestruces, rinocerontes, monos… y muchos más. Curiosamente, y cómo ha quedado demostrado en las pinturas rupestres encontradas en cuevas del entorno, algunos de estos animales ya vivieron en Cantabria hace miles de años, por lo que, en cierta forma, el espacio natural de Cabárceno es una suerte de vuelta a casa.
La organización del parque, además de la visita por los recintos de los animales, y talleres especialmente diseñados para los colegios, ofrece interesantes exhibiciones de aves rapaces, exhibición de reptiles tropicales…
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