Castilla y León es historia, es gastronomía y es arte. Por ello en muchas de sus ciudades nos aguardan un gran número de propuestas que engloban todas las aristas que busca el viajero. En esta ocasión, os sugerimos que cojáis un coche, un tren o un autobús para aparcar junto a las Murallas de Ávila y descubrir así una población que tiene mucho que ofrecer.
Ávila, la cuna de Santa Teresa de Jesús, es principalmente conocida por su muralla, perfectamente conservada y que recorre todo el perímetro de su casco antiguo. Para hacernos una idea de todo lo que hay por ver, podemos empezar nuestra visita entrando en la muralla y recorriéndola de un lado a otro, parando en sus torres para hacernos fotografías. Paseando podréis ser conscientes de que os encontráis en el recinto amurallado mejor conservado de Europa con un perímetro de 2.516 metros en el que os esperan 87 torreones, 9 puertas, 2 porteras y 2.500 merlones. Hay varias entradas desde la Casa de las Carnicerías, la Puerta del Alcázar y la Puerta del Puente. Se puede contratar audioguía hasta en 7 idiomas e incluso hay una audioguía para niños.
Una vez crucemos alguna de las puertas de entrada, nos daremos cuenta de que estamos en un lugar muy especial. Uno de los monumentos indispensables, que además está pegado a la muralla, es la Catedral, un templo gótico de grandes dimensiones. Es considerada como la primera catedral gótica de España y en su interior esconde auténticos tesoros como el retablo del altar mayor, obra de Pedro Berruguete, Santa Cruz y Borgoña, con claras influencias del Quattrocento italiano y de la escuela flamenca. También merece la pena recorrer la girola, el claustro y observar el trascoro. Por fuera parece una Catedral robusta, observadla con detenimiento y fijaros en su rosetón y en sus torres. Una curiosidad: en este templo podréis visitar la tumba de Adolfo Suárez, en cuyo epitafio podréis leer: “la concordia fue posible”.
Saliendo de la Catedral hay que adentrarse por las calles del centro, estrechas, llenas de comercios de toda la vida que guardan un encanto especial. Caminando se puede llegar a lugares como el Convento Museo de Santa Teresa de Jesús. Es la casa natal de la Santa que alberga el actual Museo Teresiano con reliquias de santos. Lo más interesante es su iglesia en la que se descubre un conjunto escultórico del siglo XVII del gran maestro de la escultura española Gregorio Fernández y de su taller. Una vez de vuelta en las calles, hay que pasear para ir descubriendo poco a poco las casonas e iglesias que pueblan su centro. En la zona de la Plaza Mayor se puede hacer un alto en el camino para degustar alguno de los típicos platos de Ávila entre los que destacan sus chuletones, sus patatas revolconas, sus embutidos de la matanza y los judiones. Si hablamos de dulces, un lugar especial ocupan las famosas yemas de Santa Teresa, un recuerdo que puede servir tanto para llenar nuestra propia despensa como para quedar bien con nuestros familiares y amigos.
Igualmente interesante en Ávila es la iglesia de San Vicente, una joya del románico español, situada fuera de las murallas, así como la también iglesia románica de Santo Tomé el Viejo. A ellas hay que sumar la basílica de San Vicente, del mismo estilo, considerada como ejemplo del románico en Ávila.
Más alejado del centro, hay un lugar que hay que ver sí o sí. Por su belleza y significación. Se trata del Real Monasterio de Santo Tomás, un templo al que se puede llegar andando fácilmente y que no decepcionará a ningún visitante. Fue sede de la Inquisición y desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, aquí se localizaba la Universidad de Santo Tomás. Además del propio monasterio con sus tres claustros, cada uno con sus propias características, destaca su iglesia, cuya nave principal y altura nos darán la primera sorpresa. Una vez dentro habrá que observar la gran belleza de su altar mayor y junto a él, el sepulcro del infante Don Juan, hijo de los Reyes Católicos, que falleció siendo muy joven. Una buena idea es coger la audioguía del monasterio, ya que explica con todo detalle tanto la parte artística y arquitectónica de los diferentes elementos del lugar como las anécdotas e historias de los personajes que influyeron en su construcción. El monasterio alberga también un curioso Museo de Arte oriental y otro Museo de Ciencias Naturales, que harán las delicias de los más curiosos.
Lugar lejos del ruido
Ávila es un lugar ideal al que huir para buscar tranquilidad y buenos precios. Un paraíso en mitad de la Península, en el que el tiempo pasa más despacio. Sin embargo, hay una época del año, en el que las calles están abarrotadas y es más complicado encontrar esa paz. Se trata de la Semana Santa, un periodo en el que el casco antiguo se llena de cofrades, quienes con devoción, procesionan para honrar y llorar la muerte de Jesús. La Semana Santa de Ávila está declarada como Fiesta de Interés Turístico Internacional debido a la belleza de sus tallas, muchas de ellas con siglos de historia, que son transportadas en silencio, un silencio que impresiona y emociona. Si se viaja en estas fechas, es recomendable reservar alojamiento en Ávila con meses de antelación.
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