Hace algunos años, mientras se acometían las obras de una carretera en el monte Santa Tecla, en las cercanías de A Guarda (Pontevedra), los restos de un antiguo castro celta salieron a la luz…después de llevar siglos y siglos sin verla. Con lo encontrado allí, entre seiscientas y setecientas cabañas (restos) entre las que se puede caminar, se creó el Museo Citania de Santa Tecla. Además, con los objetos hallados en las excavaciones, se constituyó, un interesante centro de interpretación con fíbulas, espadas, ánforas, adornos, pesas, molinos…A través de ellos, y ayudándose de los elementos didácticos allí instalados, no se hace difícil imaginar cómo vivían aquellas gentes.
Situado al borde de la frontera con Portugal, subir hasta allí arriba es todo un regalo para la vista. Primero, porque la pequeña carretera de acceso permite descubrir –y gozar- de un frondoso y hermoso bosque gallego….especialmente hermoso ahora, en otoño, con la caída de las hojas. Pero es que las vistas, con el mar y la ría encontrándose allá abajo, a modo de frontera, son sencillamente espectaculares.
Cuando uno llega al castro de Santa Tecla, lo que se encuentra es con un laberinto de arranques de cabañas –su sola visión da una idea muy clara de no sólo las formas constructivas de sus habitantes, sino también del aspecto abigarrado que debía tener aquello… cuando estaba habitado-. Gracias a la reconstrucción de dos de los chozos también se puede sentir lo que debía de ser vivir dentro de ellas
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