Milán fue uno de los primeros destinos a los que las aerolíneas de bajo coste volaron desde España. Ésta junto a la propia belleza de una ciudad con mucha personalidad son las causas de que se haya podido desarrollar turísticamente, ofreciendo una oferta de patrimonio y ocio capaz de atraer a todo tipo de viajeros.
Coged la maleta, que nos vamos a Milán. Para visitarla os vamos a recomendar seis indispensables que os darán una idea aproximada de lo que os aguarda en esta ciudad del norte de Italia.
Plaza del Duomo
Si sólo se pasan unas horas en Milán, éste es sin duda el lugar que hay que elegir para ver. La plaza del Duomo está presida por la propia Catedral (Duomo), una joya gótica rodeada de majestuosos edificios que convierten la plaza en un espacio con encanto. Es el corazón de Milán, donde late su carácter. Además de la Catedral, allí descubriréis los Pórticos Septentrionales, donde se localiza la elegante Galería de Víctor Manuel II y los Pórticos Meridionales que finalizan con los Pabellones gemelos del Arengario. Asimismo, en la misma plaza observaréis el Palacio Real, sede del Museo del Novecento, el Palazzo Carminati y el monumento a Víctor Manuel, una estatua ecuestre que ocupa un espacio importante en el lugar.
Galería Víctor Manuel
La moda es un estilo de vida en Milán, por eso, en la ciudad encontraréis tiendas exclusivas de las marcas internacionales de moda más prestigiosas. Podéis llevar la tarjeta de crédito bien cargada o podéis optar por pasear delante de los escaparates para deleitaros con los productos. Uno de los lugares más bonitos para ver este tipo de negocios es en las históricas Galerías de Víctor Manuel, en la plaza del Duomo, espacio que además sirve de paso hacia el Teatro della Scala En las galerías destaca su espacio interior octogonal donde confluyen los diferentes accesos. Hay una tradición que dice que si se pone el talón sobre un mosaico de un toro, que está en esta zona y que representa el escudo de Turín, se regresará a Milán. Otras zonas de la ciudad para este tipo de turismo de compras las encontraréis en vía Montenapoleone y via della Spiga.
Plaza della Scala
Una vez crucéis las Galerías de Víctor Manuel llegaréis a la Plaza della Scalla, donde se localizan edificios de gran importancia como el propio Teatro della Scala, que dá nombre a la plaza o el Palazzo Marino, sede del ayuntamiento de la ciudad. La plaza se levantó aquí en 1858 tras la demolición de varios edificios medievales. El Teatro della Scala es uno de los teatros líricos más prestigiosos de Europa, por donde han pasado grandes artistas de la música del siglo XX. Una curiosidad respecto al teatro es que cada temporada comienza siempre el mismo día, el 7 de diciembre, día de San Ambrosio, patrón de Milán. Se puede visitar por dentro junto a un pequeño museo dedicado al mundo del teatro, una experiencia que os recomendamos para saber más sobre la importancia de este edificio.
Castillo Sforzesco
Un poco alejado del Duomo, por lo que habrá que andar un poquito, se encuentra el Castillo Sforzesco, una fortaleza defensiva que alberga en su interior museos e instituciones culturales, entre otras muchas cosas. Se recomienda hacer una visita guiada para descurbrir la historia singular de este monumento que a lo largo de sus más de siete siglos de historia ha tenido diferentes roles. De esta manera conoceréis las almenadas del Castillo, su estructura defensiva y la Corte Ducale. Además, podréis sacar una buena fotografía de Milán, ya que las vistas merecen la pena. Si tenéis más tiempo, una opción es visitar alguno de los museos de arte que alberga. Uno de ellos es el Museo Piedad Rondanini, en el que se esconde la Piedad Rondanini, de Miguel Ángel. También hay otros centros expositivos de gran interés como el Museo Egipcio, la Pinacoteca o el Museo de Artes Decorativas En los alrededores del castillo encontraréis un parque muy agradable donde sentaros a descansar o a leer. Es un lugar ideal para alejarse del tráfico y de la vida urbana.
Pasear por el Gran Canal
No sólo Venecia puede presumir de canales. Hay otras ciudades italianas que también disfrutan de la belleza de este tipo de canalizaciones. Una de ellas es Milán que cuenta con el Naviglio Grande y con el Naviglio Pavese. Este sistema de canales une el río Tesino con Milán, siendo una obra hidráulica de gran importancia. Así se convirtió en un camino de entrada y de salida de mercancías crucial para el desarrollo de la ciudad. De hecho sin la existencia de esta vía, la Catedral no hubiera podido disfrutar de los mármoles que luce, ya que éstos entraron en Milán a través de sus aguas. En sus orillas surgieron talleres, tiendas de artesanos y un ambiente que todavía se respira hoy en día de diversión. A la zona se la conoce con el nombre de Barrio Navigli y es una buena opción para ir a tomar un vermú el fin de semana y dejarse seducir por los sabores italianos o para salir de noche a disfrutar de unas copas. Durante el día encontraréis librerías, tiendas de anticuarios, tiendas con encanto... Y una cita curiosa es la que tiene lugar el último domingo de cada mes, puesto que se celebra un mercadillo de antigüedades que atrae a un gran número de coleccionistas y de curiosos.
Cenáculo Viciano
A esta lista se podrían añadir un gran número de monumentos, plazas, parques y palacios. Uno que suele estar muy demandado y que cierra nuestras recomendaciones es la pintura de la Última Cena de Leonardo. El acceso al Cenáculo Viciano es muy limitado por lo que hay que reservar el acceso con tiempo, ya que sin este paso no se podrá ver. Este mural se localiza en el refectorio de un convento dominico junto a la iglesia Santa Maria delle Grazie. Una vez dentro, además de observar la obra maestra de Leonardo da Vinci, mirad también la crucifixión de Giovanni Donato Montorfano,
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