En nuestra sección de Inspírate queremos daros ideas de destinos a lo que quizá nunca os hayáis planteado ir simplemente por la sencilla razón de que no sabéis realmente todo lo que tienen que ofrecer. Ahora que está tan de moda Portugal ¿qué tal si nos desplazamos hasta un lugar que guarda todo el sabor luso en sus playas y calles? Nos vamos a Aveiro, en el centro-norte del país. Preparad las maletas con bañadores, zapatillas, crema de sol y muchas ganas de conocer todo su patrimonio y sus playas.

Uno de los grandes atractivos de esta zona es sin duda su costa, en la que se puede pasar gran parte del día tomando el sol, leyendo un libro o paseando por su orilla. Las zonas de playa más populares, y a las que os recomendamos que vayáis, son la zona de Costa Nova y la de Playa de Barra, dos arenales a los que es fácil y cómodo acceder. Primero nos dirigiremos hacia Costa Nova, separada unos 10 kilómetros del casco urbano de Aveiro. Pronto os quedaréis sorprendidos por sus casitas de pescadores de rayas con colores rojos, azules y verdes que se mezclan con su fondo blanco. Son imágenes de postal que podréis ver en persona y que si queréis, podréis fotografiar para subir a vuestras redes para dar envidia a vuestros followers. Se puede acceder desde Aveiro en bus, así que no dejéis de mirar los horarios en la oficina de turismo o en los tablones de la estación. Las casitas se encuentran sobre todo en primera línea de mar y han abandonado su función primigenia de guardar las redes de los pescadores para albergar pastelerías, tiendas y terrazas de las que podréis disfrutar en vuestra visita. Debéis saber que en temporada alta la afluencia es alta por lo que se recomienda madrugar para coger un buen sitio en la playa.

También alejada unos kilómetros de Aveiro está la playa de Barra, al norte de Costa Nova. Menos impresionante que Costa Nova en cuanto a colorido, pero destacable por sus condiciones de baño. En la zona más al norte, que está muy protegida, las aguas son más calmadas por lo que hay más familias. La playa es fácilmente reconocible por su Faro da Barra, que es el faro de más altura de todo Portugal. Mide un total de 62 metros a los que se llega a su cima tras subir casi 300 escalones. Dicen que su luz se puede ver a una distancia de 43 kilómetros desde el Océano Atlántico. La playa es de arena y es fácil encontrar un buen sitio para una jornada especial. En esta zona hay un gran número de restaurantes y hoteles a buen precio, por lo que no es mala idea plantearse la opción de coger el hotel en la playa de Barra para pasar unos días en Aveiro.

Aveiro, una ciudad con encanto

Esta villa marinera situada entre Oporto y Coimbra tiene su propia personalidad y es un destino a tener en cuenta cuando se viaja a de Portugal. Algunos la llaman la Venecia Portuguesa por la presencia de canales en sus calles y por sus llamativos moliceiros, unas embarcaciones tradicionales coloridas que recorren los canales. No obstante, tiene sus propias peculiaridades que hacen que no se parezca a ninguna otra ciudad europea. Y si tiene que sacarse alguna similitud, sería con otras ciudades portuguesas puesto que presenta ejemplos de típica arquitectura lusa como fachadas y detalles en los que no faltan los azulejos coloridos, como los que se ven en la estación de tren de Aveiro.

Es una ciudad para perderse por su centro ya que en las estrechas calles y plazas se pueden encontrar restaurantes auténticos llenos de sabor genuino portugués o casas blancas decoradas con mucho encanto. Uno de los monumentos que hay que visitar en Aveiro es la Catedral. En portugués se la conoce como Sé de Aveiro y es el templo más importante de la localidad. No obstante no es el único de interés ya que existen más iglesias de gran belleza como la iglesia de la Misericordia, con sus azulejos, enmarcada en la bella plaza de la República; la iglesia de la Vera Cruz, en la plaza 4 de Julio o la iglesia o el Convento de Jesús, frente a la Catedral. Otro aspecto remarcable del centro de la localidad es la gran cantidad de edificios modernistas que hay en Aveiro. Este municipio floreció en la época del Art Nouveau por lo que hay un gran número de casas que visitar. Existe también un museo dedicado a este movimiento artístico que nos dará a conocer todos los detalles del Modernismo en Aveiro.

Tampoco hay que dejar de acercarse hasta el barrio de Beira Mar, donde se localizan las casas tradicionales de pescadores y los antiguos almacenes de sal. Está en la zona de los canales y merece recorrerlo a pie para descubrir sus casitas y para intentar fotografiar a los moliceros. Un buen lugar para hacerlo es desde el Puente los Carcavelos, de inspiración veneciana. En la zona hay que acercarse hasta la Praça do Peixe.

Y ya que estáis en Aveiro, hay que visitar la Reserva Natural de las Dunas de San Jacinto. Este espacio natural está aproximadamente a unos 50 kilómetros de distancia de la ciudad y ocupa el extremo sur del cordón de arenas que separa el brazo norte de la Ría de Aveiro del Océano Atlántico. Para conocer la Reserva y no perderse ningún detalle lo mejor es acercarse al Centro de Acogida al visitante, desde donde además de daros información, organizan visitas guiadas. La Reserva es una zona de costa con dunas fijas y móviles, charcas de agua dulce donde observar aves y bosques de pinos silvestres.

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