Enclavado en la comarca de Bergantiños, el centro termal, levantado sobre una fuente de la que brotan aguas a 42º, es un edificio de piedra, clásico, nada estridente, confortable. Aquí el viajero encuentra unas fuentes termales que, célebres desde antaño por su alto contenido en azufre, sodio y bicarbonato (además de otros elementos presentes en menor cantidad: cloro, fluor…), están especialmente indicadas para afecciones del aparato locomotor –recuperaciones postraumáticas, degenerativas, inflamatorias, articulares y metabólicas (la famosa gota)-, respiratorio, dermatológicas, digestivas y propias del sistema nervioso y circulatorio… entre otras. En todo caso, el equipo médico del centro aconsejará sobre contraindicaciones, plazos de los tratamientos.
En cuanto a la variedad de los tratamientos, no hay más que meterse en la web del establecimiento para comprobar que en Carballo hay de todo y para todos: baños quietos, burbujas, hidromasajes, piscinas termales, chorros, duchas circulares, chorros subacuáticos, pediluvios, duchas nasales y faringeas, parafangos… y, cómo no: envolvimientos en chocolate, algas y fangos…
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