Sucede cada otoño. Las aguas que quedan entre las isla Lofoten (Noruega) y el continente atraen a arenques y más arenques….hasta formar inmensos bancos de peces…que acaban, en el estómago de la orca, la gran ballena. Los arenques se reúnen aquí a desovar…las ballenas a comer.
Con sus nueve metros de largo y sus hasta ocho toneladas de peso, el gran cetaceo reúne sus ejemplares en la zona. Acuden por cientos al mar que llaman Vestfjord y, desde varios de los puertos costeros de la zona Lofoten, Tysfjord, Narvik o Vesterålen, se organizan salidas hasta el punto de reunión de los grandes cetáceos. Allí los más valientes –en realidad las orcas tienen poco (nada) de asesinas- pueden lanzarse al mar (convenientemente pertrechados para el frío) y practicar snorkel –buceo de superficie con tubo- a una prudencia distancia no mayor de tres metros (un coletazo de una orca puede traer consecuencias graves….cómo es de suponer).
Sin riesgo alguno, la extrema claridad de las aguas permite una visibilidad de hasta 40 metros. Sobre las cabezas de buceadores y ballenas, las gaviotas esperan para repartirse los restos del festín. La experiencia es posible desde finales del mes de octubre hasta finales de diciembre.
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