Hay pocas cosas tan veraniegas como el chiringuito de playa. Tomarse una cañita con unos pescaítos en plena arena es un placer que a casi todo el mundo gusta. Los chiringuitos parecen haber estado ahí toda la vida, pero no es así, crecieron con el boom del turismo de sol y playa de nuestras costas a lo largo del pasado siglo. Por suerte, llegaron para quedarse. ¿Nos damos una vuelta por algunos?
El primer chiringuito de España
Todo amante del chiringuito tendría que peregrinar una vez en la vida a “El Chiringuito” de Sitges, local que tiene el mérito de ser el primero en la historia. Éste abrió sus puertas en 1913 y escogió este nombre, por el cual luego se conocería al resto de este tipo de bares. Podéis acercaros hasta sus instalaciones para leer la historia en sus mesas y paredes a la vez que tomáis un refresco. Igualmente sirven tapas y comidas para acompañar las bebidas. Quizá el precio sea un poco elevado, pero uno no se toma algo en el primer chiringuito todos los días. Se ubica en pleno Paseo de la Ribera de Sitges. Sentaros y disfrutad.
Ibiza, locales con mucha marcha
Otro lugar donde apetece pararse bajo la sombra de un toldo y con los pies en la arena es Ibiza. Allí muchos chiringuitos pueblan su zona costera, algunos ocupan calas preciosas en las que la consumición sienta todavía mejor. Uno de ellos pensado especialmente para público joven es el Sa Trinxa, donde la gente pide su famosa sangría de cava. Está ubicado en la Playa de Salinas y también pueden haceros la comida para comerla directamente en la arena. Id con ganas de pasarlo bien porque suele haber fiestas y conciertos.
Cádiz, tierra de chiringuitos
A muchos nos viene a la cabeza la costa gaditana cuando pensamos en chiringuitos. Esta provincia andaluza disfruta de un enclave perfecto para pasar horas y horas en estos locales. Los hay tradicionales, de toda la vida, otros modernos seducidos por la comodidad de las camas balinesas y otros buen rollistas como el Jaima Meccarola, de Los Caños de Meca. Allí, podéis olvidaros de las sillas para sentaros sobre alfombras dentro de una jaima. Pedid la carta y tendréis opciones para elegir entre comida de raíces árabes y otras andaluzas. Lo mejor son sus vistas. Sobre el mar, en un acantilado. Esperad a última hora del día para observar su atardecer mágico.
Rozando el mar en Altea
En la costa valenciana la cultura del chiringuito también está bien asentada. Uno de los establecimientos con una larga trayectoria es el Cranc, de Altea con más de 30 años de un buen trabajo. Os sentaréis a la mesa, mientras el mar rompe bajo vuestros pies a pocos metros. Destaca la calidad de su servicio y su buena oferta gastronómica. Por supuesto no faltan los arroces, con el arroz del senyoret y el arroz Cranc como los más demandados. Terminad la comida con uno de sus sabrosos helados caseros de turrón o de leche merengada. Tras la comida, no tentéis a la suerte y dejad que pase el tiempo adecuado para hacer la digestión antes de meteros en el mar Mediterráneo.
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