Austria es un paraíso para los amantes de los deportes de invierno. Durante los meses más fríos del año sus montañas se cubren con un grueso manto blanco de nieve y sus instalaciones se preparan para que sus 22.000 kilómetros de pistas estén listos para su uso. Y es que este país centroeuropeo puede presumir de paisaje de montaña, con los Alpes como principales protagonistas. 

Pero, ¿por qué ir hasta Austria para esquiar? Aquí van algunas razones. 

1. Conocer la cuna del esquí alpino

La estación de Arlberg, considerada la cuna del esquí alpino, es un destino exclusivo, donde se reúnen esquiadores de todo el mundo desde hace más de un siglo. Son más de 350 kilómetros repartidos en 97 pistas, preparados para todos los niveles con bajadas, snowpark, zonas para carving y mucho más. Para ello, esta estación cuenta con los remontes mecánicos más modernos de Europa, un estadio de esquí, un amplio programa de aprés-ski y un recinto wellness. Este emplazamiento está en pleno Tirol austriaco, una zona conocida por sus tradiciones que se conservan en los pueblos de los alrededores. Podéis reservar plaza en un hotel de Sankt Anton Am Alberg

Usar un forfait con acceso a nueve estaciones. 

Las estaciones de Nordpark/Seegrube, Patscherkofel, Glungezer, Schlick 2000, Axamer Lizum y el Glaciar de Stubai, Mutterer Alm, Kühtai y Oberperfuss forman el Olympia Skiworld Innsbruk, una zona a la que se puede acceder con un solo forfait, que abre la puerta a 295 kilómetros esquiables. Las pistas son fácilmente accesibles desde Innsbruck. La temporada suele durar de diciembre a abril y ofrece muchas posibilidades para esquiadores de todas las edades. 

Visitar una ciudad cuento

Innsbruck parece sacada de una historia de princesas. Está situada en medio de los Alpes, en el corazón del Tirol y ofrece una estancia muy completa, que incluye en los meses de invierno mucha nieve en las pistas y una interesante oferta de ocio y cultura en sus calles. En los alrededores hay nada más y nada menos que once estaciones, entre las que están incluidas las de Kitbühel y Alberg, además de las nueve que se engloban en el dominio del Olympia Skiworld Innsbruck. Si se suman todos los kilómetros en los que uno puede disfrutar de una jornada de esquí cerca de Innsbruck, la cuenta que os saldrá supera los 700 kilómetros esquiables. 

Alojarse a pie de pista 

Muchos hoteles del Tirol austriaco se sitúan a pie de pistas. Esquiar es tan cómodo como equiparse de la manera adecuada y salir por la puerta del establecimiento. De esta manera os evitaréis tener que realizar el trayecto en coche o en autobús. Además, la mayor parte de los establecimientos disponen de guardaesquís y de tiendas de alquiler de material. 

Descensos, sólo para expertos

Entre tanta oferta, hay pistas para todos los niveles, incluido para los más profesionales que buscan un reto a superar en cada jornada de esquí. En la estación Ski Zullertal, cerca de Mayhofen encontraréis una bajada de un kilómetro de distancia, con un 78% de pendiente. Allí también podréis enfrentaros a las pistas negras y rojas del Höhenmeterfresser, donde la adrenalina se disparará.

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